Odion Jude Ighalo estaba colocado a la misma altura que el último defensa, justo al borde del fuera de juego, sin traspasar esa sutil línea imaginaria que separa la gloria del banderazo del linier. Un pase en profundidad al que sólo sus piernas de gacela nigeriana podrían llegar. Sale el portero, tic, recorte hacia la izquierda, sale un defensa, tac, recorte hacia la derecha. Hay muchas formas de pasar a la historia; Ighalo eligió la más bonita, la más difícil, la que hará que le recuerden no sólo como un héroe, sino también como un artista. Mudo quedó el Martínez Valero, muda quedó la afición del Elche. Llegaría después la polémica, pero el resultado no cambia: la maravilla de Ighalo en el primer tiempo bastó para garantizar al Granada que el año que viene paseará su escudo por la Primera División.
Se preguntará el avispado lector a cuento de qué una referencia a los rojiblancos de Sierra Nevada en un blog como éste, centrado en lo que ocurre más allá de los Alpes. La respuesta es sencilla: a través de un acuerdo de colaboración, el Granada se ha convertido en una especie de filial internacional del Udinese, uno de los clubes italianos más fuertes de los últimos años.
La cooperación se basa sobre todo en la cesión de jugadores. Los friulanos, de los pocos equipos grandes de Europa con cuentas saneadas, tienen una plantilla amplísima, de más de un centenar de hombres según algunas fuentes, y muchos de ellos, sin ser malos, quizás no den el nivel suficiente para competir en todo un cuarto clasificado de la Serie A. Así, mediante este pacto, el Granada es el destino preferente para los préstamos de futbolistas, que en algunos casos incluso tienen el sueldo pagado desde Italia.
Por ejemplo, ahora mismo visten de rojiblanco 12 futbolistas que en realidad tienen ficha con los blanquinegros: Nyom, Orellana, Siqueira, Mensah, Muriel, Mainz, Rubén, Óscar Pérez, Carlos Calvo, Dani Benítez, Álex Geijo y el mismo Ighalo. Muchos de ellos (Mensah, Nyom, Muriel, Orellana, Dani Benítez) son claras apuestas de futuro que están en Granada fogueándose y probablemente acaben de vuelta en Udine; otros, como Carlos Calvo o Mainz, son nombres clásicos de las categorías inferiores españolas, y no es difícil deducir que los italianos les han contratado con el único objetivo de conseguir rentabilidad a través de nuevas cesiones. Sólo Alex Geijo ha llegado a debutar con el Udinese en Serie A.
¿Qué se llevan los italianos a cambio? Un escaparate inmejorable. El Udinese fichó a muchos de estos jugadores por dos duros, y gracias a su gran temporada en Andalucía su cotización se ha disparado. A las oficinas del Friuli ya han llegado ofertas por los jugadores nazaríes, tanto de otros clubes españoles como de media Europa. Y la cosa va para largo, oigan. La implicación del Udinese en los asuntos del Granada es total. Por ejemplo, se dice, se cuenta, se rumorea, que en el probable traspaso de Alexis Sánchez el Barcelona abarataría el precio metiendo a Jeffren o a Jonathan dos Santos, quienes disfrutarían de bastantes minutos en Los Cármenes.
Siendo estrictos, más que de una colaboración se trataría de una adquisición, si bien formalmente el Granada sigue siendo independiente. En el verano de 2009 el club, entonces en 2ª División B, atravesaba una situación económica bastante delicada tras el paso por la presidencia de Paco Sanz, hijo del polémico ex presidente madridista Lorenzo Sanz. En esto, la familia Pozzo, propietaria del Udinese, vio en el club andaluz un gran potencial y, tras la preceptiva conversión en sociedad anónima, se hizo cargo de la deuda. Al frente del gobierno diario quedó Quique Pina, ex futbolista y empresario que se sacó de la nada al Ciudad de Murcia hace una década y que estuvo a punto de meterlo en Primera.
La buena mano de Pina se ha dejado ver en la gestión deportiva: el Granada puede presumir de ser de los pocos que han conseguido dos ascensos consecutivos. Está por ver si se alcanza el objetivo impuesto por los Pozzo de estar en Europa de aquí a tres años. La parte económica, aunque está aún pendiente de que se resuelvan todos los trámites de la transformación en SAD (hay un concurso de acreedores pendiente), tampoco parece ir mal: no se ha registrado ninguna denuncia por impago, algo poco frecuente en el fútbol español. Eso sí, todo ello a costa de que los socios pierdan la propiedad y el club pase a ser una de tantas empresas privadas. Cosas del fútbol moderno, ya saben.
¿Será esto el origen de una nueva moda? ¿Vendrán más clubes, italianos o de donde sea, a pescar en las aguas turbulentas del balompié español? ¿Veremos algún día a, por ejemplo, el Villarreal haciéndose cargo del AlbinoLeffe? De momento, la fórmula parece que funciona: al menos, en Granada están encantados. Los próximos tienen pinta de ir a ser Tenerife y Cádiz, otros históricos en horas bajas. ¿Y después? Chi lo sa...
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