El campeonato en Serie B también ha finalizado, dejando resuelta una de las grandes dudas surgidas a lo largo de la temporada: quién iba a acompañar en el ascenso a Siena y Atalanta, indiscutibles dominadores durante todo el año. Pues ya lo sabemos. El que se ha llevado el gato al agua no es otro que el Novara, que vuelve a la máxima categoría después de, agárrense, 55 años. Desde 1956 no se veía a los piamonteses entre los mejores de Italia.
La subida, además, ha sido meteórica. El año pasado por estas fechas los azules estaban celebrando otro ascenso: quedaron campeones de Prima Divisione, antigua Serie C1, el tercer nivel del fútbol transalpino. Se conoce que no gusta demasiado la segunda división por aquellas tierras, porque llevaban sin aparecer por allí tres décadas largas: desde 1977 hasta el año recién terminado el equipo, que hace tres años celebró el centenario, deambulaba por C1 y C2.
Y el ascenso, hay que decirlo, es merecido. En este año en Serie B siempre han estado en los puestos altos, hasta el punto de que han acabado en tercera posición con 70 puntos, sólo 9 por debajo del campeón. En el playoff sufrieron mucho, sobre todo en la semifinal contra la Reggina, uno de los gallitos: el 0-0 de la ida en Calabria parecía un resultado positivo, pero en la vuelta en el Silvio Piola sólo se salvó con un gol en el último minuto que firmó el definitivo 2-2 (si hay empate no se cuentan los goles fuera de casa, sino que tiene preferencia quien haya quedado más arriba en la clasificación durante la temporada) y provocó algún infarto en la grada. La final fue más tranquila: 0-0 en Padua y un claro 2-0 en casa el pasado domingo que les envía de cabeza a la élite.
La alegría en la ciudad, sobre todo por lo sorprendente del éxito, es tan grande que hasta la web del club se ha colapsado. Y hay varios nombres propios que ya tienen categoría de héroe. Sin duda dos de ellos son los goleadores de la final: Cristian Bertani, veterano de la Promozione, y el argentino Pablo Andrés González, considerado la mayor estrella azul. Ambos son, además, los máximos anotadores, con 18 y 16 tantos respectivamente. La hinchada también tiene mucho y muy bueno que decir de Simone Motta, Marco Rigoni, el italoalemán Giuseppe Gemiti, o incluso el veteranísimo portero Alberto Maria Fontana (no confundir con su mítico tocayo), suplente del internacional albanés Ujkani toda la temporada... excepto en el partido definitivo.
Además, por supuesto, del entrenador Attilio Tesser, un semidesconocido sin grandes nombres en su currículum más allá de un interinato de un partido en el Cagliari en 2005, que ha obrado el milagro del doble ascenso en dos años. Ahora falta mantener al equipo en Serie A... y para ello, algo imprescindible será que no se vuelvan locos con los fichajes y no llenen la plantilla de figurines con mucho nombre pero poca capacidad de adaptación al club. Habrá que vigilar también el apartado de bajas, ya que muchos jugadores son muy jugosos para otros clubes de mayor poderío; sin ir más lejos, González está firmado desde navidades con el Palermo.
¿Será capaz la directiva de consolidar al club entre los mejores o estaremos ante el típico caso de gloria fugaz? Confiemos en que, al menos, la felicidad les dure tres o cuatro añitos, que siempre está bien ver nombres distintos a los habituales en el top 20. Ya saben, renovarse o morir.
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