Mi escasa (y mediocre) experiencia como defensa central me ha dejado claras dos máximas que siempre hay que cumplir en la retaguardia de un equipo de fútbol. La primera es la típica, pero no menos cierta, de "o pasa el balón o pasa el rival, nunca ambos" que tantas tarjetas me ha costado. La segunda, más importante aún, es que el que manda ahí atrás es el portero. Es él quien tiene la mejor visión del campo, quien puede darse cuenta de los fallos de colocación, quien advierte antes que nadie que tal o cual rival se ha quedado desmarcado. Por eso, es imprescindible que haya muy buena comunicación entre zaga y guardameta. Al portero se le tiene que oír, su voz tiene que tronar, firme, potente y autoritaria, de uno a otro lateral.
jueves, 27 de octubre de 2011
miércoles, 26 de octubre de 2011
Lecturas imprescindibles: Tres recuerdos anti-Juve en Florencia (de "El Enganche")
Apenas 11.000 espectadores. Una cifra indigna para un partido de tal calibre como el que se pudo ver ayer en el flamante Juventus Stadium, en el que los anfitriones se impusieron 2-1 a la Fiorentina. Seguramente si el partido se hubiera disputado en la capital de la Toscana la afluencia de público habría sido mucho mayor. En Florencia hay auténtica animadversión hacia todo lo que huela a bianconero. ¿Por qué? Los chicos de El Enganche nos trasladan unos cuantos años atrás para explicárnoslo:
El simpático Como aún disfrutaba de tardes al sol que más brilla, los hoy aliados de catacumbas Catanzaro y Avellino, todavía tenían etiqueta de‘uccide-gigante’ (mata gigantes’) y hasta el ahora todopoderoso Milan arrastraba problemas extra-deportivos que lo volvían a mandar a Serie B por última vez en su historia. El ‘bigotón’ Roberto Pruzzo repetía por segunda vez como Capocannoniere y un jovencísimo novato llamado Roberto Mancini, ya apuntaba maneras en su primer año en Serie A con el incipiente Bolonia. Aquella temporada 81-82 generó muchos titulares noticiables en su última jornada pero ninguno tan importante para el futuro como el que engendró la enemistad del líder toscano, la Fiorentina, contra su homónimo piamontés, laJuventus.
Como de costumbre, la historia entera la pueden leer en la fuente original.
El simpático Como aún disfrutaba de tardes al sol que más brilla, los hoy aliados de catacumbas Catanzaro y Avellino, todavía tenían etiqueta de‘uccide-gigante’ (mata gigantes’) y hasta el ahora todopoderoso Milan arrastraba problemas extra-deportivos que lo volvían a mandar a Serie B por última vez en su historia. El ‘bigotón’ Roberto Pruzzo repetía por segunda vez como Capocannoniere y un jovencísimo novato llamado Roberto Mancini, ya apuntaba maneras en su primer año en Serie A con el incipiente Bolonia. Aquella temporada 81-82 generó muchos titulares noticiables en su última jornada pero ninguno tan importante para el futuro como el que engendró la enemistad del líder toscano, la Fiorentina, contra su homónimo piamontés, laJuventus.
Como de costumbre, la historia entera la pueden leer en la fuente original.
domingo, 23 de octubre de 2011
Massimo Bonini no quería ser italiano
jueves, 20 de octubre de 2011
Adiós Gadafi, hola Gentile
Si no han estado enclaustrados durante las últimas horas en un módulo de aislamiento se habrán enterado de una de las dos grandes noticias de este jueves (la otra, en principio, no afecta a este blog): la revolución libia se ha llevado por delante la vida del antiguo dictador, Muamar al Gadafi (ya saben, el padre del mítico Saadi). El procedimiento no ha sido muy elegante, y las imágenes tampoco son nada agradables (suele pasar cuando se mata a alguien a sangre fría), pero el caso es que, dejando al margen hipocresías varias de los dirigentes occidentales, la consecuencia inmediata va a ser la consolidación del nuevo régimen político en el país norteafricano. Es de prever que haya cambios en todas las instituciones de la nación. Incluyendo, por supuesto, la federación de fútbol. Ya se sabe, por ejemplo, quién será el próximo seleccionador nacional de Libia. Apunten este nombre: Claudio Gentile.
lunes, 10 de octubre de 2011
Torino: cuando "mala suerte" se queda corto
Hay muchas formas de ser desafortunado en esta vida. Puedes convertirte en "el pupas" si te quitan de las manos una Copa de Europa con un zapatazo desde 40 metros en el último minuto de la prórroga. Puedes ser sfigato, hasta el punto de que te dediquen libros, si tardas 17 años en ganar una liga pese a gastar el doble que cualquiera de tus rivales. No será suficiente para convertirte en el rey del infortunio. Ese dudoso honor está grabado con tinta granate indeleble en los anales de la historia futbolera. Y apuesto a que ni los propios tifosi del Torino le desean a nadie que sufra tantas tragedias como para desbancarles del puesto.
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