martes, 22 de marzo de 2011

Tribuna: Roma - Dundee y el estilo de Dino Viola (Stefano Olivari)

Por su interés informativo y sus profundas implicaciones para todo el sufrido pueblo romanista, traduzco (discúlpenme profesionales del ramo si hay algún error) y reproduzco un artículo de Stefano Olivari aparecido el pasado 18 de marzo en su blog del Guerin Sportivo. Agárrense, que vienen curvas. El texto original venía en un solo bloque, yo he preferido dividirlo en párrafos para que no hiciera daño a la vista. 



Riccardo Viola, hijo del ex presidente romanista Dino, no anduvo con rodeos ante los micrófonos de Mediaset Premium para hablar del escándalo del Roma - Dundee del 25 de abril de 1984. Semifinal de la Copa de Europa, con los rojiamarillos que remontan el 0-2 de la ida, ganando 3-0 y clasificándose para la final de Roma perdida después en los penaltis contra el Liverpool. En 1986 la Corte Federal absuelve a todos los protagonistas de aquel escándalo, pero sólo por haber prescrito, y especificando que «se ha encontrado un comportamiento gravemente censurable desarrollado por el ingeniero Viola: no se puede, por tanto, declarar retirada la imputación de los señores Landini y Viola relativa a la transferencia de la suma de 100 millones».

Después de 27 años, Riccardo Viola, en aquellos tiempos dirigente de la Roma y no sólo hijo de Dino, ha aprovechado para volver a relatar su versión de los hechos: «Llega el señor Landini, dirigente del Genoa, habla con mi padre y le dice: Vautrot es un amigo, y a través de otro amigo mío se puede llegar a él. Pero es necesario darle al árbitro 100 millones de liras. Nosotros respondemos: ¿qué seguridad hay de que Vautrot reciba este dinero? Se acuerda establecer una señal que se mostraría ante los ojos de todo el mundo en la víspera del partido, durante un encuentro. Nosotros organizamos una cena con el árbitro y pedimos una señal que efectivamente demuestre cuánto hay de cierto en todo esto. Durante la cena llega un camarero que se dirige al árbitro y le dice: "Señor Vautrot, al teléfono". Ésa era la señal. Cuando Vautrot, después de haberse ausentado, vuelve a la mesa, nos dice: "Ha llamado el amigo Paolo y me ha pedido que les salude". Entonces yo me levanto, llamo a papá y le digo: "Mensaje recibido"».

Pregunta: ¿quién es este amigo Paolo? Respuesta de Viola: «Nunca lo hemos sabido. Papá preguntó a todo el mundo y en aquellos tiempos sólo había dos posibles Paolos, Casarin y Bergamo. Él habló con ambos, pero resultó que ambos se acusaron mutuamente».

Recapitulando, si hemos entendido bien:
1) Un dirigente de un equipo que no tiene nada que ver con el partido en cuestión se ofrece para amañarlo.
2) Dino Viola, a quien se recuerda como un gran presidente, decide comprar al árbitro, y su único problema ético es verificar que Vautrot, efectivamente, reciba el dinero.
3) El partido acaba tal como quería la Roma, con el primer gol (de Pruzzo) condicionado por un fuera de juego de Bruno Conti, y el tercero, un penalti (justo, al menos según lo recordamos: había falta a Pruzzo) que marcó Di Bartolomei.
4) Casarin y Bergamo no denuncian a Viola pero se acusan mutuamente.
5) A Dino Viola todavía se le recuerda como un gran presidente, un modelo de gestión futbolística y de estilo.
6) Toque de calidad: en aquella época Viola es senador de la Democracia Cristiana, de la corriente de Andreotti.

Lo peor es que todos los personajes implicados se comportan como si este negocio fuera normal para quien vive en el fútbol italiano. En definitiva, lo importante es que el dinero llegue a su destino.

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