Todos nacemos con la muy humana necesidad e inquietud de encontrar nuestro lugar y ubicación en el mundo, primero lo buscamos en el seno de nuestra familia, donde ocupamos diversos roles y ubicaciones, hijos, primos, sobrinos, hermanos, padres, tíos, abuelos… Luego, mientras las manecillas del reloj devoran páginas de nuestro calendario vital, encontramos nuestro lugar en la escuela, en nuestro barrio. Y así, siguiendo nuestro imparable ciclo de búsqueda de ubicación existencial, encontramos nuestro lugar en la sociedad a través de los distintos cauces vitales que nos permiten ubicarnos en una profesión.
Aquella que afianzará nuestra posición existencial, a través de la creación de una nueva familia u otra opción plausible para desarrollar con éxito y realización nuestro recorrido vital. Todo se reduce al movimiento, a nuestra sincronización con el mundo, el tiempo y el espacio, a la búsqueda incesante de nuestra posición; conceptos que se convirtieron en dogma de fe para la filosofía táctico-técnica de Zdenek Zeman, personaje que diseccionaré para vosotros en estas líneas surgidas del estudio, la incredulidad y admiración que profeso por su figura.
Se han quedado con ganas de más, ¿eh? Pues no se corten, pásense por la fuente original y disfruten.
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