La persona que lleva un nombre tan difícil de pronunciar para un hispanohablante, y cuyo aspecto físico se corresponde con la foto que pueden ver aquí a la derecha, es un chaval joven, nacido en 1989 en Kampala, pero que además de la ugandesa posee la nacionalidad alemana. En el mundo del fútbol se le conoce por ser un menudo pero veloz extremo izquierdo que, por su notable toque de balón, también se apaña como mediapunta. Sus cualidades hicieron en su momento al West Ham pagar unos nueve millones de libras por él (que no sé cuánto será en euros, pero tiene pinta de mucho dinero) y darle el número 10. Últimamente ha venido a menos, hasta el punto de que su club actual es la Juve Stabia, de la Serie B, donde está cedido por la Fiorentina. Está, o debería estar... porque desde hace una semana Savio Nsereko no ha dado señales de vida y nadie tiene ni idea de dónde se ha metido.
En el club napolitano están un tanto mosqueados. Savio sólo había jugado un par de partidos con ellos, ambos saldados con derrotas por 2 a 1. Sus escasos 113 minutos no han contribuido a mejorar la lamentable penúltima posición que ocupan las avispas en la clasificación. Y eso que se confiaba en su buen cartel; de hecho, el entrenador Pietro Braglia no dudó en ponerle de titular desde el primer partido de liga. El mismo Pietro fue quien recibió un mensaje de su pupilo el miércoles 7 de septiembre por la tarde diciéndole que tenía "problemas personales" y que no se quería entrenar. Desde entonces, parece que se lo ha tragado la tierra. Ni su representante sabe dónde se ha metido este chico.
Lo más llamativo del asunto es que no es la primera vez que ocurre algo parecido con el germanougandés como protagonista. Hace menos de un año, en octubre de 2010, la Fiore se lo había prestado al 1860 Múnich de su país adoptivo. Allí también desapareció repentinamente, siendo encontrado al cabo de una semana en casa de su hermana. Al equipo alemán no le sentó ni medio bien la escapada, por lo que le rescindieron el contrato y, como en Florencia tampoco les hacía ilusión aguantarle, acabó la temporada en la liga búlgara.
Esta vez no parece que sea cosa de familia, ya que es su propia madre quien ha pedido a la Interpol que le encuentren. Aparezca o no, en Castellammare di Stabia ya han dicho que "toman nota" de un comportamiento que "no le permite ser parte de su familia". Sobre su paradero, los investigadores creen que no hay que preocuparse porque seguramente sea una "ausencia voluntaria" y es poco probable que se trate de un secuestro.
¿Será este el fin de la carrera deportiva del prometedor Savio? ¿Dónde se habrá metido este chico? Por el bien de todos, esperemos que la solución no tarde mucho en llegar.
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