domingo, 10 de abril de 2011

Ballotta, el hombre de los récords

Paolo Maldini, si quisiera, seguiría a día de hoy siendo titular indiscutible en la defensa del Milan. Clarence Seedorf, a sus 35 primaveras, ahí sigue, al pie del cañón, poniendo San Siro patas arriba dos veces cada mes. No hace ni un año que colgó las botas y los guantes Francesco Toldo, nacido en 1971. Roberto Baggio no dejó de hacer genialidades hasta después de haberse zampado el 37º pastel de cumpleaños. Billy Costacurta también echó años y más años dándole patadas a una pelota. Dino Zoff levantó la Copa del Mundo en 1982 con 40 años recién cumplidos y aún aguantó una temporada más en la portería de la Juventus. Todos estos datos no hacen más que confirmar la teoría que tantas veces han intentado refutarme: la dieta a base de pizza y pasta es sanísima y asegura una carrera muy larga llena de vitalidad y energía.

¿Necesitan una prueba definitiva? La tengo, oigan. Este señor tan respetable que aparece aquí a la izquierda se llama Marco Ballotta. Y la foto no se sacó en el partido de solteros contra casados de su pueblo, no. La imagen se tomó en las instalaciones de entrenamiento de la SS Lazio allá por 2007 y Marco era uno de los porteros del equipo. Con los 43 años que entonces tenía, no está nada mal. Pero se puede superar: el teórico titular en esa campaña de Serie A iba a ser el uruguayo Muslera, pero Ballotta consiguió hacerse con el puesto y jugar bastantes partidos; el último, el que supuso su adiós a la Serie A, el 11 de mayo de 2008, en la penúltima jornada del campeonato. El Genoa, aun jugando en casa, no fue capaz de batir la portería de un hombre de 44 años y 38 días. El club celeste se llevó del Ferraris un 0-2 que no sirvió para sacarle de pobre: no pudo pasar del 12º puesto, a más de 10 puntos de meterse en Europa.

Lo bueno de echar los últimos años como profesional en un club razonablemente fuerte es que, a poco que se ponga la cosa interesante, también se pueden batir récords de longevidad en Europa. Y Ballotta lo consiguió, ni más ni menos que en la Champions, y ni más ni menos que en el Bernabéu. Allí encajó tres goles un 11 de diciembre de 2007; Pandev maquilló un poco el resultado a última hora, pero las águilas acabaron en el último puesto de su grupo. A sus 43 años y 252 días, poco podía hacer para remendar el desaguisado defensivo de Siviglia, Scaloni y compañía.

No se vayan a creer que el bueno de Marco estaba ahí en virtud de algún convenio entre la Lazio y el IMSERSO italiano para tener a los abueletes entretenidos sin necesidad de mandarles al equivalente a Benidorm de por allí. Ballotta rendía bastante bien. Compruébenlo en el mejor recopilatorio de las actuaciones de sus últimos años que he podido encontrar:


En su dilatada carrera como portero, que empezó como suplente de suplentes en el Bolonia allá por 1981, ha pasado por una decena de equipos distintos, pero quizás donde más cariño le guarden (aparte de la Lazio, naturalmente) sea en Módena. Allí echó, entre otras, la temporada 1989/90, en la que el equipo consiguió ascender a Serie B... y él sumó uno más a su lista de récords: el de portero menos goleado en la historia de los campeonatos profesionales de fútbol no ya sólo en Italia, sino en el mundo entero. En los 34 encuentros que disputó, sólo tuvo que recoger la pelota de sus redes en nueve ocasiones. Si nos fijamos sólo en los partidos jugados como local, el dato es aún más asombroso: únicamente le metieron dos goles en toda la temporada en el estadio Alberto Braglia, y para ver el primero hubo que esperar al minuto 47 del partido contra el Empoli, en la jornada 31. Nicola Caccia, que no llegó a ser compañero suyo por muy poco, detuvo el cronómetro en 1397 minutos. Tranquilos, admiradores de Abel Resino: recuerden que esta marca se refiere sólo a partidos en casa.

Tantos años como profesional dan para conseguir un palmarés bastante nutrido. Además de aquel ascenso a Serie B con el Modena, y de otro más cuatro años antes, en su currículum puede presumir de unos cuantos trofeos de bastante prestigio, todos ellos logrados cuando defendía las porterías del Parma (1991-94) o de la misma Lazio, en su primera etapa (1998-2001). Dentro de las fronteras de su país, se hizo con una Coppa Italia con los emilianos y otras dos en la capital, además de una Supercoppa (1998) y, sobre todo, el scudetto de 2000 vestido de celeste. En Europa tampoco le fue nada mal: tiene dos extintas Recopas, una con cada equipo, con los que consiguió también las correspondientes Supercopas europeas. Posiblemente de esa Copa de Europa de Campeones de Copa de 1993 sea de la que más orgulloso esté, ya que es la única en la que fue titular. Miren a quién se enfrentó en semifinales, y miren la que se come en el partido de vuelta en el Ennio Tardini, en un choque marcado por la lamentable actuación arbitral (en según qué ámbitos, el nombre de Aron Schmidhuber provoca urticarias...).


Sí, he escrito bien: "la única en la que fue titular". Porque Ballotta, sin ser nada malo, se pasó buena parte de su carrera calentando el banquillo. Estuvo detrás de Frey en el Inter (donde consiguió otro récord más: se convirtió en el más anciano en debutar de nerazzurro, en la Supercoppa que perdieron contra, precisamente, la Lazio en 2000; iba ya por 36 años y sus compañeros tuvieron el detalle de dejarle ser capitán), detrás de Peruzzi en la Lazio, hasta detrás de Giuseppe Zinetti en el Bolonia. Hubo sitios, como el Brescia, la Reggiana (no confundir con Reggina, habrá que ocuparse de este asunto algún día) o el Treviso, donde sí le reconocieron su talento. Pero en general, no gozó de demasiadas oportunidades. O más bien, no tuvo regularidad en los grandes clubes por los que pasó.

Marco Ballotta tiene un último récord, el más extraño de todos. Y lo ha conseguido después de retirarse como profesional. A sus muchísimos años aún tenía ganas de seguir jugando, así que se ofreció a echar una mano en el Calcara Samoggia, equipucho de Prima Categoria (el octavo nivel del fútbol italiano, como nuestra Tercera Regional) de un suburbio de Bolonia. Pero le apetecía una experiencia nueva, así que en vez de evitar que los balones entraran en la portería, le dio por hacer justo lo contrario: convertirse en delantero centro y meterlos él. Y vaya si los metió: ni más ni menos que 24 en 37 partidos. Posiblemente lo hiciera para mantenerse en forma por si algún equipo de Serie A o B le volvía a llamar, algo que no ocurrió. En todo caso, estoy casi seguro de que estamos ante el portero más goleador de la historia de Italia...

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