No suelo dar a los rumores más importancia de la que tienen, y más cuando vienen de fuentes tan propensas a la metedura de pata como el Marca o el As (en ambos casos citando al Corriere dello Sport... llámenme torpe, pero yo no he sido capaz de encontrar ahí la información), pero la última que han soltado no podía dejarla pasar por alto. Es tal como cuenta el titular: Josep Guardiola, quien en apenas tres temporadas se ha convertido en uno de los entrenadores más exitosos de la laureada historia del Barcelona, podría volver a la liga italiana. Concretamente a la Roma, donde ya estuvo un tiempo como jugador... con bastante más pena que gloria: sólo aguantó la primera vuelta de la temporada 2002/03, y tan sólo disputó cuatro partidos, ya que el inefable Capello no apreciaba sus cualidades.
Al parecer, se darían dos elementos propicios para que el ex centrocampista volviera al Olímpico, esta vez al banquillo. El primero sería la intención de los futuros nuevos dueños del club giallorosso (porque a fecha de hoy la venta no está aún cerrada, aunque no debe de faltar mucho) de hacer una revolución total. El empresario italoamericano Thomas DiBenedetto dice lo mismo que dicen todos los empresarios, sean de donde sean, que se meten en el negocio del fútbol: que sienten mucho los colores y que quieren hacer un equipo campeón. No sé si este ricachón se acabará pareciendo más a Abramóvich o a Píterman; en todo caso, parece que viene pisando fuerte y, aunque haya dicho que confía en Montella, no sería descartable que, como todo mandamás nuevo que quiere caer en gracia, pretendiera dar un golpe de efecto contratando a una figura de renombre.
El segundo es el propio desgaste que Pep está sufriendo en su casa deportiva. Últimamente no se le ve cómodo, dice tener "sensaciones extrañas", confía menos que de costumbre en el potencial de la plantilla que dirige. Ha llegado a declarar que su ciclo en el Barça está cerca de acabar, aunque luego no ha tardado en matizar sus propias palabras. Es un misterio lo que acabará haciendo este artista del disimulo; si se va, muchos aficionados azulgranas se sentirían tristes, alguno probablemente decepcionado, pero no creo que fueran muchos los que se sorprendieran.
Un detalle importante sería el factor Totti. El eterno e intocable capitán coincidió con Guardiola en el vestuario y desde entonces guardan bastante buena relación (suele ocurrir entre la gente con talento). No obstante, dicen que ha sido el propio Francesco el intermediario en los contactos para sondear la posible contratación.
Ustedes no sé qué pensarán de todo esto, pero a riesgo de tragarme mis palabras de aquí a unos meses, yo creo que no tiene mucho fundamento. La Roma de hoy es una casa de locos, y el tal DiBenedetto, ése que recibe a los socios más veteranos del club con una bandera de barras y estrellas, no tiene pinta de ir a poner mucha cordura. Si algo caracteriza a Guardiola es la sensatez, y si ya el Barça le estresa, estando en su hogar y contando con la adoración incondicional tanto del aficionado como de buena parte de la prensa, en un entorno como el giallorosso podría explotarle la cabeza. Por si eso fuera poco, acaba de renovar su contrato con el Barcelona, y no veo yo a este hombre rompiendo su palabra si no es por causa muy mayor.
En todo caso, si al final saliera la cosa (que no va a salir), no sé yo hasta qué punto sería lo que necesita la Roma para superar el bache. Guardiola es muy joven, tiene tiempo de sobra para conseguir éxitos de todos los colores, hasta ahora no ha demostrado más que Del Bosque. El tan exageradamente alabado técnico salmantino consigue resultados extraordinarios... cuando tiene a su disposición jugadores extraordinarios, como el Real Madrid paleogaláctico de antes de que a Florentino se le fuera la cabeza, o como la actual selección española. Sin embargo, con un grupo vulgar su trabajo es más bien mediocre.
Insisto en que no estoy diciendo que Pep esté sobrevalorado y que sea malo: lo que ocurre es que, hasta ahora, ha desarrollado su carrera en un entorno determinado y bajo unas condiciones determinadas, a las que ha sabido adaptarse de forma muy meritoria. Pero en Roma no se encontraría con condiciones ni remotamente parecidas. No hay una política de cantera similar, no hay una filosofía de club similar, no hay un entorno socioeconómico similar. Echar a Guardiola a los leones sería un experimento que puede convertirle en experto domador de fieras si todo va bien, o en comida para gatitos si la cosa se tuerce. Y en Roma, hoy por hoy, no están para experimentos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario